Apareciste como rafaga de viento,
pero al doblar la esquina
tu paso se hizo lento,
pense que por mi era
para que me deleite,
del movimiento de tu cadera;
esperé el regreso, tenso,
con ganas de ver
tu hermoso busto terso;
los minutos fueron horas,
las horas fueron días
y al ver que no aparecías,
la tristeza me invadía;
me vi sentado en la acera,
implorando al que pudiera,
darme algo de cariño,
que yó del cariño mío,
le daría el que quisiera.
Pero llegó el día
que pensé, que ya eras mía
y la ilusión que me hacía;
por ese largo camino huía;
la vista perdida, entre los arboles
de ese inmenso bosque humano,
tendiendola mano, cual ciego,
buscando ese beso amargo,
no encuentro consuelo,
a mi sufrimiento largo,
